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Libérate de los impuestos.

Libérate de los impuestos.

Es doloroso cumplir.

Para la gran mayoría de empresarios del sector de las pymes el pago de impuestos representa un profundo dolor. Eso muchas veces los distrae de su misión primordial, la generación de utilidades. De hecho, algunos dedican más tiempo en ver cómo reducir los impuestos que en implementar estrategias para hacer crecer el negocio. Se llega hasta el sentimiento y la afirmación de “No quiero tener más ganancias para que no me quiten más dinero” o versiones similares de ésta.

No pretendo entrar en la discusión de si pagar impuestos es justo, si hay equidad, si es bueno o malo… ¡simplemente es lo que hay! Son leyes aprobadas en este mundo terrenal y no queda de otra más que cumplir.

Un problema mental.

Estoy convencido de que el tema de impuestos es un problema mental. Sí, así como lo lees. Aunque estés pensando que el que escribe este post es quien está mal de la cabeza, permíteme explicarte mi punto y seguramente terminarás aceptando esta verdad.

Para ello, te propongo estos 7 cambios de mentalidad:

1. Los impuestos son parte del juego de la vida financiera y económica.

En todo juego hay reglas y debes aceptarlas para poder participar. Si estás en una partida de ajedrez, no puedes exigir que tu movimiento de torre salte sobre otras piezas. En futbol soccer no tienes permitido tocar el balón con la mano, si no eres portero, claro. En el póker sabes que no puedes ganarle con un full a una escalera real. Además, si juegas con la intención de aumentar tu dinero, sabes que hay que aportar. 

Pasa exactamente lo mismo con el tema tributario, hay leyes para toda sociedad, y si quieres ganar dinero, ¡pues paga la cuota!

2. Los impuestos trasladados y retenidos ¡No son tuyos!

El IVA que aplicas sobre el precio de tu producto y los impuestos que retienes a empleados y a otros contribuyentes, no forman parte de tu negocio. La autoridad se ayuda de ti para cobrarle gravamen a aquellos que le es difícil controlar.

El conflicto está en que, una vez que llegan a tu cuenta bancaria, tu mente te hace creer que todo el saldo es tuyo, que lo tienes disponible, y no es así. Cuando se llega el día de cubrir los impuestos y ves el monto que tienes que transferir, sientes que es demasiado, pero se te olvida que parte de eso no te pertenece.

Para aliviarte esta lucha mental, te sugiero tener una cuenta bancaria separada. Llamémosle “Cuenta de dinero ajeno”. Apenas recibas fondos de IVA e impuestos retenidos en tu cuenta bancaria principal, has una transferencia hacia la cuenta de dinero ajeno y olvídate de ella, no la contemples en tus reportes de tesorería. Verás que será menos doloroso cuando cumplas con el fisco.

3. Considera el impuesto a la renta como un costo más.

Así como te parece normal pagar por materia prima, sueldos del personal, energía eléctrica, etc., para llevar a cabo tu proceso productivo, y consideras habitual desembolsar en equipo de oficina, personal administrativo, teléfono e internet, papelería, entre otros gastos fijos, para administrar tu empresa, valora el impuesto como algo natural en la operación.

Lógicamente, al igual que estás al pendiente de tus costos y gastos, debes cuidar los impuestos a cargo, pero no te obsesiones con este rubro más allá de lo usual para conseguir tus objetivos de eficiencia. Aprovecha al máximo lo que las leyes permitan: Evita los gastos no deducibles, difiere el desembolso, aplica exenciones, topes y reducciones, etc.

El desconocimiento, la falta de políticas claras al interior de la compañía a este respecto y el no invertir en asesoría de primer nivel, te dejan en desventaja y encarecen el cumplimiento tributario.

4. Piensa sólo al 70%.

Cada vez que se hable de utilidad, concéntrate en el 70% de esa cifra. En México la tasa de ISR empresarial es del 30% (a la fecha de publicación de este post), no te emociones pensando en el 100% del rendimiento, no dejes que la mente te engañe así, permitirlo es autoflagelarte y nunca vivirás tranquilo tu vida como hombre de negocios.

Practica esto una y otra vez hasta que se te convierta en un hábito: Utilidad X 70%… Utilidad X 70%… Utilidad X 70%.

5. Mentalidad de escasez o de abundancia.

La mentalidad de escasez te dirige hacia la pérdida de algo. ¿Cuántas veces el tema fiscal ha limitado tus decisiones? Me refiero a esas veces que dices «Si gano “X” voy a tener que pagar “Y” de impuesto».

La mentalidad de abundancia, por el contrario, te orienta hacia el beneficio. Genera frases como «Pagaré “X” pero habré ganado “Y”».

No permitas que los impuestos se conviertan en un lastre que detiene el crecimiento de tu compañía por no querer “compartir” con el gobierno. Pon tu atención en lo que tienes a favor y deja de martirizarte por lo que “repartes”.

6. Enfócate en la última línea del Estado de Resultados.

Tu ganancia está en la última línea del estado de resultados, éste es el renglón con el que debes medir la rentabilidad de tu negocio. Resiste la tentación de ver los dos renglones anteriores a éste para evitar que la mente empiece a parlotear razonamientos que te serán desagradables siempre.

La utilidad neta es la riqueza que has generado, es lo que tienes para usar en lo que decidas, si es que tienes flujo de efectivo para hacerlo. Insisto, el resultado antes de impuestos no te pertenece. Es como la esposa guapísima de tu mejor amigo… es mejor no hacerse ilusiones con ella.

7. Piensa como las grandes empresas.

Quiero compartirte tres comentarios que he escuchado de directores de corporativos para los que he trabajado. Esto me ayudó a cambiar la perspectiva, espero que a ti también.

1. “Estamos aquí para generar riqueza, no para evadir impuestos”.

Ninguna multinacional llega a un país con la visión enfocada en el tema impositivo. Su estrategia es sacar el mayor provecho de la economía global de ese país, desde luego que las tasas de gravamen son un factor para tomar la decisión, pero una vez que entienden y aceptan las leyes, siguen adelante, no viven su vida empresarial en oposición a lo establecido.

2. “Negocio que no da para cubrir los impuestos, no es negocio”.

Para las grandes empresas, el impuesto es una consecuencia de las operaciones, no un castigo de la autoridad. Crean compañías con el potencial de generar dividendos cumpliendo con la ley.

3. “No puedes depender del manejo fiscal para sentir que eres una empresa rentable”.

Estás perdiendo el tiempo. Por más que minimices el impuesto, el beneficio nunca será comparable con el que te puede generar una buena estrategia. Mejor enfócate en ganar mercado, generar más ventas, mejorar procesos, automatizar actividades, implementar controles internos, etc.

Serás un empresario más exitoso.

¿Lo ves? Es cuestión de que empieces a cambiar tu mente, tu forma de pensar, quitándole poder al tema fiscal para convertirte en un empresario más exitoso. Usa tu energía y la de tu equipo en reforzar la gestión global de tu compañía. Los impuestos jamás serán capaces de derribar una empresa bien organizada.